lunes, 18 de noviembre de 2013

como una ráfaga estival
o el rocío madrugador
habremos venido hecho historias y después partido
y puede que valga poco hablar sobre aspectos máximos
si lo que se inscribe es el detalle íntimo, las simples formas del gran dibujo

grande o pequeño el sueño
al caerse la torre de los objetos del insaciable deseo
y aunque ya no importa ninguna sed
uno recolecta los pedazos y se pone triste y sentimental

día con día mas cierta la mudanza al mundo de los vivos muertos
que en la paradoja encuentran su sustento
su frugalidad es su riqueza inagotable
cabe preguntarse, con la voz de ese yo que se retuerce moribundo
cuales bienes serán propios para el viaje
si sueños y recuerdos son pesados retoños en el vientre
que en la ciudad de fuego azul no podrán florecer
porque si bien el resplandor del sol también quema los ojos
es un sol que despierta y detona cualquier esperanza,
ahí solo existen campos del recuerdo de lo cierto
la memoria es un extenso llano silvestre y perfecto
donde la gente canta pasajes sobre estrellas
y planetas que salen de su eje y flotan
mares donde se bañan los gigantes
eventos eternos que no concluyen nunca
porque el tiempo esta desdoblado e igual corre hacia adelante, atrás y arriba, abajo

no obstante a las maravillas de ese sitio insospechado
aún se hace un avance titubeante, andando de espaldas
mirando con melancolía las pasiones de antaño
queriendo cruzar la puerta con el saco desbordado en la nostalgia
cantando ideas que visten ese mundo del que sólo quedan los vestigios.
No se puede cruzar un puente pensando en los vestigios
debe uno volverse el viento
abandonar el cuerpo
desplazarse sin nombre, sin deseo
apagado aquí, despierto allá.

"nada se gana ni se pierde"



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